Cada quien que ha pensado en estudiar algo afín al estudio del alma (mente), tiene consigo un motivo. Uno inicia por preguntarse qué profesión será en donde se ingrese, en qué colegio, con cuales temas de estudio y bajo qué metodologías; pocas veces uno se imagina que el proceso puede ir más allá del camino académico. Esto queda mucho más resaltado cuando se está ya entre los colegas y se escuchan los comentarios acerca de atravesar por un proceso psíquico clínico; pero lo confuso del asunto radica principalmente en las siguientes: ¿Por qué? ¿Cómo? ¿Es requisito?
Obligación vs deseo
Hoy en día son los colegios quienes han estimulado y empujado más a que estudiantes ingresen a un proceso clínico (entiéndase, por el momento, clínico como psicoterapia o psicoanálisis). Esto ha implicado la creencia de que es una obligación y requisito. Desviémonos aquí un poco del tema para introducirnos a la respuesta del porqué: muchos de los generadores y descubridores del estudio psíquico concuerdan en que el atravesar por un proceso conlleva a una verdadera experiencia del alma, así como que entre sus ventajas se encuentra el poder ayudar a otros sin la interferencia de temas personales. Esto último es lo que hoy en día ha permitido que mute, en una obligación, la participación en una experiencia clínica de los estudiantes.¿Qué nos puede decir que un estudiante ingrese como obligación o requisito a una psicoterapia o psicoanálisis? Podemos recordar, la clínica nos lo dice, que aquellos pacientes que acuden por obligación o acorralamiento tienden (más no siempre) con facilidad a truncar o invalidar el proceso al no participar o delegarle toda la responsabilidad a quien los atiende. Es por eso que también vemos del otro lado de la moneda, como colegios solo dan aviso (como quien pone en aviso a alguien de lo que puede suceder si se tienen las agujetas desanudadas), de las razones y resultados de atravesar por un proceso; dejando la puerta abierta para que aquellos que lo deseen, puedan acudir a un consultorio y dar inicio a un proceso que los transformará, siendo este deseo el motor para toda la travesía.
Hay personas que simplemente no tienen el agrado por ir a un proceso y eso no significa que sea una limitante fulminante. Uno puede hacer su vida y su profesión sin cruzar por un sendero clínico. Realizar investigación, trabajar con bibliografía, colaborar con instituciones e incluso tener un consultorio aunque claro está que su acercamiento a lo clínico puede resultar algo nubloso.